Hoy voy a compartirte unas reflexiones, al hilo de algunos pensamientos transmitidos por Sergi Torres en una de sus conferencias. 

Tú eres quien existes y todo el tiempo tienes la intención de descubrir una nueva forma de vivir.

Guarda relación con tu manera de ver la vida, de interpretarla.

Los demás son una excusa, una anécdota.

Protagonizar la propia vida

A los demás a mí me gusta verlos como personajes secundarios de mi película, en la que yo soy protagonista, además de guionista y directora. 

Pero, muchas veces, nos olvidamos de esto y les concedemos a ellos el privilegio de dirigirnos la vida e, incluso, de usurpar nuestro papel protagonista en ella. 

Y otras veces, nos olvidamos de que somos las creadoras de nuestra vida, desautorizándonos y olvidándonos de que podemos decidir escribir otro guion.  Y cambiar el prisma con el que vemos nuestra vida.

Conocerse a uno mismo

Estar vivo significa que estoy bien, soy feliz, me llevo bien con todo el mundo.

Esto es lo simple, lo obvio.  ¿Por qué esto no tiene lugar si todos queremos lo mismo?

¿Cuál es el problema entonces?

Un ser poco consciente que a la vez no sabe quién es, ni por qué está viviendo la vida que vive, ni cuál es su origen.  Y que vive en medio de otros seres que están igual que él. 

¿Dónde queda la paz, la felicidad y el llevarnos bien?

Es clave conocerse a uno mismo.  Mirarse adentro.  Reconocer su personaje, desvelar su Ser real, que está bajo las máscaras y dejar de identificarse con el o los personajes que viene interpretando para sobrevivir.

Ser un ser humano significa que estoy aprendiendo a ser un Ser humano

Y hoy en día ser un ser humano se ha confundido con ser como eres… Significa interpretar un papel y creértelo, defender esa manera de pensar, de actuar.  Frente a otros, que están haciendo lo propio, desde su lugar de confusión, claro.

Cuando en realidad, ser un Ser humano implica indagación, experimento, descubrimiento: ¿Cómo es eso de sentir (lo que sea: enojo, necesidades, tristeza, etc.)?  ¡Voy a sentirlo!

¿Por qué no queremos vivir lo que vivimos, entonces?  ¿Por qué estamos en negación constante?  Cuando somos producto de lo opuesto a la negación, que es la existencia.

Llegados a este cuestionamiento, uno ya se detiene a observar y empieza a ser un ser humano.  Empieza a darse cuenta de que ya lo es.  Y esa es su única misión.  Aquí termina la búsqueda.

Sentir y dejar de resistirse

¡Párate! Estás siendo lo único que has venido a ser.

¡Vaya alivio!

Respira conscientemente: date cuenta de la inspiración que nutre y la espiración que libera. 

¡Eso es todo!  Eso es vivir.

Nos pasamos la vida buscando algo, alguien, que pensamos será nuestra salvación, que cuando lo obtengamos seremos felices.  Esa búsqueda supone una lucha en contra de la vida, porque busco algo que no ocurre en mi presente, lo que implica que busco algo que no está ocurriendo en el único instante en que mi vida ocurre. 

Cuando en realidad, todos estamos experimentando lo que necesitamos experimentar para liberarnos de esa experiencia: si me siento triste tengo que vivir esa experiencia para liberarla.  Si busco no sentirme triste, si me opongo a lo que ocurre, despreciaré esta experiencia, negaré lo que vivo y seguirá la búsqueda interminable.

Mirar hacia nuestro interior

Y si nos volcamos hacia el exterior, pondremos la vista en el otro, nuestro objetivo será que el otro me haga feliz. ¡Eh, tú, hazme feliz

Y así podemos ir por la octava relación… El enésimo curso de crecimiento personal, el décimo gurú o el tercer coach… Si seguimos “buscando que otro arregle mi vida”.

¿Qué hacer?, pues.

_Nada.

Soy una expresión de vida.

Lo único que he de hacer es permitir que se exprese la vida, como quiera que lo haga en este momento.

Uno cuando se permite vivir, es vivido.

Observar

Y eso te lleva a ser plenamente feliz, independientemente de las circunstancias.  Porque no te identificarás con ellas, ni con tu sentir, ni tu pensar, ni tu cuerpo (no te identificarás con tu personaje).  Sino que te darás cuenta de que eres ese observador que se da cuenta de sus sentimientos, de sus pensamientos y sensaciones y de que lo que acontece le está mostrando algo que ha de ser atendido.  Y no rechazado, ni negado, ni eludido.

Porque si así lo hacemos, la vida, que ha de ser vivida, nos volverá a poner en una tesitura similar para que lo abordemos de nuevo. A ver si de esta nos damos por aludidos y nos permitimos vivir lo que estamos viviendo, que es lo único que hay.

Entrenar la atención plena o mindfulness, ahondar en el autoconocimiento y tener tiempo para conectar con uno mismo es maravilloso para vivir ese presente plenamente.