Ser plenamente consciente como propósito de vida

Durante años me cuestioné cuál era el sentido de mi vida.  Preguntaba a mis amigas sobre el suyo. Cuando dejé de hacerme esta pregunta y acepté que no lo sabía, descubrí que Ser plenamente consciente es el propósito de vida más honesto que podría tener.  Y compartir con los demás seres que habitan este planeta mi energía da todo el sentido a mi existencia.

Todos y cada uno de nosotros hemos venido a este mundo con un propósito.  Algunos no se dan cuenta de cuál es el suyo en toda su vida.  Otros lo tienen claro desde bien jóvenes.  Sea como sea, el propósito existe, lo interesante, lo que te da más plenitud es descubrirlo en vida.

Pero vamos a aterrizar todo esto, porque parece todo muy abstracto.  Y abordaremos una cuestión que me parece arrojará luz a este asunto de para qué estamos en este mundo: la resistencia al cambio.  Vamos al sentir y a vivir conscientes el día a día.

Reacciones e interpretaciones

Las emociones son esas reacciones neurofisiológicas que experimentamos, desencadenadas por un estímulo externo o interno. 

Mientras que los sentimientos, se basan en la percepción que tenemos de esas emociones, son una interpretación subjetiva de las mismas.

Escribía en otra entrada del blog (respecto a las necesidades que creemos tener) cómo nos cerramos a vivir lo que de verdad se está dando.

Lo que suele fallar es nuestra interpretación, la manera que tenemos de ver eso que acontece. 

Para empezar, en realidad, es algo que se da, no es algo que se nos da.  Pero nosotros lo vivimos como si fuese con o por nosotros.  Nos lo tomamos como algo personal.  Muchos lo viven como si la vida fuese a por ellos.

Casos cotidianos en los que fallan las expectativas:

Es el día de mi boda y llueve, qué mala suerte, se ha estropeado todo el preparativo al aire libre, un drama familiar.  Es la vida que es muy cruel.

Estás en paro a punto de agotar la ayuda y te rechazan en varias entrevistas de trabajo.  Esta vida que difícil es, injusta, ¿por qué me pasa a mí esto?

Planeas jubilarte anticipadamente y que tu hijo herede tu negocio y el hijo fallece en un accidente.  Todo se trastoca.  Una auténtica tragedia familiar.  Qué horrible la vida. 

He puesto casos reales, que sin duda podemos vivir como difíciles, estresantes, dolorosos y muy tristes.  Como puedes ver han ido aumentando en dramatismo.  Pero ahora voy a darle un giro completo y me voy a ir a un caso opuesto.

Te toca la lotería y se acaban tus problemas económicos, algo que lleva inquietándote media vida.  Ahora podrás hacer obras en tu casa para mejorarla o incluso cambiar de casa.  ¡Qué complicado todo!  Pelear con constructores, encontrar trabajadores, hacer mudanza…  ¿Por qué la vida tiene que ser tan complicada?

Resistencia al cambio

Por favor, ¿te has dado cuenta?  ¿Ves las resistencias que tenemos al cambio?  Sea de la clase que sea.  Se puede pensar que el caso del fallecimiento del hijo es realmente triste y como para no resistirse. 

Pero, si quitamos nuestras interpretaciones, nuestras opiniones al respecto y nos quedamos únicamente con el sentir, quedaría solo una emoción con su intensidad (abrumadora a veces) expresándose en un cuerpo y nosotros observando esa expresión. 

Te puedo asegurar que, bajo el sentimiento que sea, lo que hay siempre es Amor, ausencia de miedo, ausencia del propio sentimiento que nos embarga y de la emoción desencadenante.

Trataré de explicarlo, antes de que dejes de leer o se te crucen tanto las neuronas que te bloquees _cosa que suele hacer mucha gente cuando les digo esto_.  Una vez aclarado y visto suelen darse cuenta de que es cierto lo dicho.  Pero, por supuesto, lo primero suele ser resistirse a la novedad de la propuesta.

Amor es plenitud

El miedo se da en ausencia de amor.  Amor con mayúsculas.  Nuestra esencia es amor.  Por tanto, si conectamos con nosotros mismos, si trabajamos la conexión interna a diario, para no desarmonizarnos demasiado, podremos mantenernos libres de miedo y darnos cuenta de que somos amor, plenitud. 

Pero hay que estar muy atentos, momento a momento, pues nos dispersamos con casi todo y salimos de nuestro centro.

Y, desde esa Atención plena a lo que sucede,

  • librándonos de interpretaciones personales,
  • no identificándonos ni con los pensamientos, ni con las emociones, ni con las sensaciones,
  • con una actitud abierta a descubrir lo que tiene que ser visto y atendido en este momento, sin esperar otra cosa, que no tiene lugar,
  • podemos observar, atender y aceptar el profundo sentimiento que se manifiesta.

Atención plena a los sentimientos

Podemos observar todo tipo de sentimientos: frustración, preocupación, tristeza… o entusiasmo, impaciencia, nerviosismo, etc. etc. 

¿Y qué hacer con ellos? 

Los veo, duelen, molestan, me ahogan… lo que sea que siento. 

No tengo nada que hacer

Solo observarlo.  Me doy cuenta conscientemente de la intensidad. 

En qué parte del cuerpo percibo sensaciones relacionadas con este sentir.

Observar y respirar atendiendo a esas sensaciones.

No desear nada, ni que desaparezcan, ni que sean de otra manera.

En el foco de atención la respiración

Solo respiro: inspiro y espiro conscientemente.

Durante tiempo, tal vez observe que mi respiración, entre sollozos o lo que sea, no es muy calmada.  Es lo que hay.  Me doy cuenta de cómo es. 

Y sigo respirando y atendiendo a eso nada más.

Entra y sale el aire de mis pulmones.

El cuerpo recibe aire con cada inhalación y lo suelta en cada exhalación. 

No tengo que hacer nada al respecto.

Respira el cuerpo solo.  Yo solo observo cómo se produce la respiración de modo natural.  Que es como es en ese momento.

No tiene que ser de ninguna manera determinada.

Y yo soy la observadora imparcial que se da cuenta de que lleva un rato sentada, quieta, respirando, sin nada más que le preocupe, sin mayores preocupaciones.

Con un sentimiento profundo de tristeza o miedo, quizás; que es el momento de atender, si quieres.

Observar y aceptar los sentimientos

Y ¿cómo se hace?  Igual que con la respiración.  Observa la calidad del sentimiento, permite que esté.  Profundiza en toda su inmensidad y permite que se dé en toda su intensidad.

Y, te puedo asegurar algo: bajo ese sentimiento, en el fondo del mismo hallarás paz, calma, tu esencia verdadera, que es el amor.

Ya no percibirás miedo, ni tristeza, ni lo que sea que estabas sintiendo.  En tu interior, muy profundo, solo hay amor, en forma de sosiego, alegría, ligereza… Lo puedes percibir de diferentes maneras.

Bueno, en realidad lo percibirás de una manera, pero es muy difícil de describir con palabras, por eso cada uno busca mil términos para tratar de describir lo indescriptible, lo inefable, lo intangible, lo infinito.

Propósito de vida: vivir plenamente consciente

En la vida hay momentos para todo, si no nos cerramos a vivirlos y nos permitimos sentirlos tendremos una vida plena y cada vez más consciente. Pues el propósito de toda vida es vivir. 

Ser plenamente consciente me he dado cuenta de que es el verdadero propósito de mi vida.  Y facilitarles a los demás llegar a este estado de conciencia es algo que me motiva cada día.

¿Sabes cuál es tu propósito de vida?  Me encantaría leerte en comentarios.